El invierno, al contrario de lo que se puede pensar, es la época del año mas dura para la piel, viéndose afectada por el llamado estrés invernal.
El estrés invernal hace referencia a un mecanismo cutáneo que se pone en marcha cuando nuestra piel se siente atacada por un exceso de situaciones y factores, tales como:
-El frio y el viento
-Los cambios bruscos de temperaturas
-La falta de humedad provocada por las calefacciones
-Y la escasez en cuanto a la ingesta de líquidos.
Pues si a todas estas situaciones le sumamos la utilización de las mascarillas, obtenemos como resultado un tándem especialmente dañino que lleva la piel al limite, dando como resultado en la zona peribucal ( zona del puente de la nariz, la barbilla y las mejillas):
-La aparición o empeoramiento del «mask acné» debido a la humedad y el calor, que aumenta la producción del sudor y grasa.
-Cansancio cutáneo.
-Sequedad y perdida de lípidos (se confunde el sudor con hidratación)
-Sensibilidad, ya que el sudor alcaliniza, permitiendo la entrada de bacterias, provocando inflamación y rojeces.